
Este dicho, que refiere la importancia de los más débiles a la hora de tomar decisiones arduas o importantes, fue popularizado por el famoso fabulista Félix María de Samaniego (1745 – 1801).
No obstante, el original se trata de un cuento del siglo XIV que lleva por título “De los mures con el ratón” y que dice así:
“Los mures (ratones) una vegada llegáronse a consejo et acordaron cómmo se podrían grardar del gato. Et dixo el uno qu’era mas cuerdo que los otros: atémos una esquila (cascabél) al pescuezo del gato et podernos hemos muy guardar del gato; que cuando él passare de un cabo á otro, siempre oyremos la esquila. Et aqueste conseio plugo a todos, mas dixo uno: Verdat es; más ¿quién atará la esquila al pescuezo del gato? Et respondió uno: Yo no. Respondió el otro: Yo no; que ni por todo el mundo yo non querría llegar a él...”
Fue Lope de Vega quien, con pluma magistral, popularizó los famosos versos que así rezan:
“Juntáronse los ratones,
para librarse del gato,
y después de un largo rato
de disputas y opiniones,
Dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel;
que, andando el gato con él,
librarse mejor podían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo,
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
“¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?”
Lo firma