lunes, 12 de marzo de 2007

Lo que queda del día


Recuerdo haber visto la película el año de su estreno. Recuerdo cómo me impresionó la interpretación de Anthony Hopkins, su creación de un personaje tan complejo como el Señor Stevens. Tiempo después llegó a mis manos la novela en la que está basado el film. La empecé con curiosidad y seguí leyendo con avidez, para concluir que estaba planteada como el intento de justificación de un incapacitado emocional, porque eso, y no otra cosa, es Mr. Stevens, el eficiente, excelente y ponderado mayordomo de Darlington Hall. Kazuo Ishiguro le cede muy acertadamente el papel de narrador a su personaje y a través de sus palabras vamos descubriendo a un hombre deshumanizado en pro de un ideal profesional con el que pretende justificar sus carencias emocionales, un hombre que se condena a sí mismo a la soledad sin darse cuenta de ello o, tal vez, sin querer verlo, tan sólo lo humaniza su patetismo, porque patética es su voluntaria ceguera, patética su incapacidad para emocionarse. Como contrapunto, la figura del ama de llaves, Miss Kenton, eficientísima en su trabajo, y capaz de amar, de odiar, de enfadarse, capaz de sentir y de asumirlo. Una mujer enamorada que no logra, pese a todos sus intentos, humanizar al androide que ejerce de mayordomo en la encopetada mansión.
Interesante también la peculiar visión que Kazuo Ishiguro nos da de la época y de los entresijos sociales y políticos de la Inglaterra de entreguerras.
Dominio del lenguaje (contribuye también la excelente traducción de Ángel Luis Herández Francés), flash-backs constantes (los recuerdos de Mr. Stevens sobre hechos, sensaciones e interpretación de los mismos), narración en primera persona, y una maestría absoluta en el arte de sugerir, con un cuidado vocabulario y un tono acertadísimo, el trasfondo de las palabras, la lectura oculta de la historia, esa verdad que el narrador intenta escamotearnos, son las características destacables de esta novela terminada en 1989, publicada en España en 1990 por la Editorial Anagrama y reeditada por Orbis en su colección Grandes Pasiones de la Literatura.

2 comentarios:

Pedro M. Martínez dijo...

Comento aquí mismo. El contenido de tu página corresponde perfectamente con su título. Y es interesante. Buen trabajo. Gracias.
Curiosamente vi la exposición de Víctor Arrizabalaga el viernes pasado.
Un saludo.

Raquel dijo...

Hola, Pedro, gracias. La exposición tiene que ser muy interesante, me encantaría tener ocasión de verla. Un saludo.

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