viernes, 24 de agosto de 2007

Amor verdadero


Nunca recibirás, amor, la rosa blanca que desearía dejar cada mañana sobre tu mesa para alegrarte la jornada; no recibirás nunca en tu casa la docena de rosas que desearía enviarte cada tarde para que su belleza y su fragancia la impregnaran. Nunca, mi amor, verás en mis ojos lo que siento ni mi voz dejará traslucir cuánto te amo. Querría cogerte de la mano y pasear, compartir contigo un café, una sesión de cine, una cena romántica en cualquier lugar encantador... Querría poder compartir tus desayunos y tus noches, caminar contigo bajo la lluvia, querría hacer todo eso que hacen los demás enamorados. Pero nunca te diré "Te amo". Ni te daré ninguna muestra de mi amor.

¿Qué pensarías si, al llegar cada mañana a tu trabajo, vieras adornando tu mesa un rosa blanca? ¿Qué sentirías al recibir cada tarde una docena de rosas sin saber quién las envía? Tal vez empezarías sintiéndote halagada, comenzarías a imaginar un romántico caballero enamorado al que terminarías deseando conocer; probablemente intentarías descubrir la verdad y quizá llegarías hasta ella. ¿Qué ocurriría entonces? Sufrirías, sin duda. Y yo te quiero demasiado para hacerte el menor daño. O tal vez te inquietarías y te invadiría el temor, podrías llegar a creerte objeto de deseo de un desequilibrado del que no sabrías qué esperar. Te amo demasiado para robarte la tranquilidad.
Seguiré ocultando lo que siento porque no tengo otra salida. Es así de duro y de sencillo. Seguiré amándote y no te lo diré ni te lo demostraré nunca por una razón que sin duda entenderías: yo soy lesbiana; y tú, una hermosísima hetero dotada de exquisitas imperfecciones que te hacen única y PERFECTA.

Raquel Méndez 2006


Lo firma http://es.geocities.com/lamejorcosecha1965/entinexistplatn.jpg

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Al comenzar pensé en la canción de Cecilia, y cuando llegué al final no me lo podía creer.
Una carta bella y anónima, como habrá muchas en los pensamientos.

Raquel dijo...

Era el único final posible.

Anónimo dijo...

Perdona, peo podía ser el mejor amigo de su marido. Por ejemplo.

Anónimo dijo...

En el lenguaje de las flores, ante un amor imposible se regalan rosas amarillas.

Raquel dijo...

Muy romántica eres tú: ¿desde cuándo es un impedimento que tu amor sea la mujer de tu mejor amigo?
Las rosas debían ser blancas porque eran las preferidas de la hetero, el detalle carecía de simbolismo.

Anónimo dijo...

Tú siempre buscandro tres pies al gato.

Anónimo dijo...

ah, el final de la historia lo explica todo ;) Me intrigaba como iba a acabar. Has captado muy bien la atención del lector. Un beso

Raquel dijo...

Gracias, Fernando, me alegra que te haya gustado. Un beso.

alon dijo...

el amor no tiene orientación yo dejaria que lo descubriese ella poco a poco

Raquel dijo...

No, Alon, el amor es amor, simplemente; pero la sexualidad sí la tiene, y el amor entre una pareja conlleva también deseo sexual.
Tu idea es excelente para aplicarla en un relato más largo, :) Gracias, es un sugerencia interesante.

alon dijo...

la idea es para ti, seguro que una pluma como la tuya sabe exprimir un jugoso relato de ella.

sin embargo sigo pensando que, como bien dices, el amor es solo amor, por tanto no es preciso que exista el sexo cuando dos espíritus se aman, por eso ella no puede negarse el sentimiento y ocultarlo, tiene que dejarlo fluir...a no ser que su deseo fuera no más carnal, y buscase un amor como de pareja.

gracias por el recibimiento

Raquel dijo...

Gracias, Alon.
En un amor de pareja el sexo también tiene un papel importante, aunque no exclusivo. Y ese tipo de amor, completo, con su componente sexual, es el que experimenta la autora de esta carta-relato. Puede haber sexo sin amor, pero me resulta difícil concebir un amor de pareja sin sexo. Un beso.

Sintonía