Nadie sabía
su nombre,
un nombre que se escapa
entre las sombras de sus ojos
negros como un blues.
Nombre con sabor a miedo
nombre de noche y luz
de neón
a ritmo de motores,
de música y alcohol
Nadie lo sabía
y brillaba
en guiños de colores
parpadeos eléctricos de la ciudad
Yo lo sabía
lo leí
en el morse redondo de unas fichas
lo lanzó a la noche
un grito del calibre treinta y nueve.
por Raquel Méndez
18 de Mayo de 1990
3 comentarios:
Como tú misma en aquellos momentos.
Ya sabes lo peliculera y desequilibrá que he sido yo siempre
He dicho "siempre", mona, a ver si leemos to el texto, maja.
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